Todo el libro tiene una historia secreta: la de su publicación. En un doble sentimiento: cómo puedo reconciliar a mi autor y cómo un editor lo llevará a mi puerto seguro. Rayuela Se trata precisamente, entre otras cosas, de una novela sobre la tierra y los poderes de la edición, al mismo tiempo que el montaje tiene un papel protagonista.
El escritor invita –sigue invite– a sus lectores saltar y saltar capítulosSin embargo, no hay duda de que la comodidad de la previsibilidad y la linealidad sigue siendo constante.
El futuro de este proyecto, desde sus inicios hasta su entrada en la empresa, permite apreciar las obras de Cortázar en su editorial sudamericana, Francisco «Paco» Porrúa, entre ellas Tarjetas. 1937–1963. Ida y Vuelta, de la capital francesa, cumplen 50 años detenidos en el Río de la Plata. O bien, como leemos hoy en la misma Rayuela: «En París todo el mundo era Buenos Aires y viceversa».
Está en el mapa lunar de Rayuela que convergen en las obsesiones más prometedoras de Cortázar: lo fuera de la norma y la búsqueda de un orden secreto. el llevado tres años estructurando estos tanteospero el contenido textual –el artículo fue rebarajado una y otra vez– nunca debilitó su fe.
En agosto de 1960, revelando claramente las contingencias y la fragilidad de una obra en proceso, el comentario por correo a Porrúa: «Un día el camino que he hecho ahora, y que es imposible explicar con el mapa, excepto que no lo hice». Lo escucho, lo ignoro y lo termino, son unas 400 páginas abriéndose. pedazos del fin, del principio y del medio del libro, pero que desaparecerá ante la presión de otros 400 o 600 que suelen escribir de aquí a este año y el que viene. el resultado será una especie de almanaque... Una narración con varios ángulos, con lengua brutal dos veces bronceada que mi mismo me rechaza la rereadura».
En los capítulos en primera persona de un recién nacido melancólico y retrospectivo, tienen una voz de Fraseo confianzudo, más melodioso que rítmica, que avanza con el tono cuidadosamente redactado de la carta, aunque Cortázar no corrige mucho, luego contó a su compañía más terreno, albacea y primer lector de Rayuela, la gran traductora Aurora Bernández. (Esto se debe a que confirmó que las cartas coleccionadas por Cortázar se ajustaban más directamente a su autobiografía).
Rayuela Se trata de una serie de correspondencias –además de aceptaciones–, de supersticiones y sincronizaciones, de fetiches arbitrariosfrecuente enumeraciones hipnicas, alusiones altas y bajas, ataques poéticos frenéticos, líneas de bajo acaso anacrónicas pero no todas fácilmente descartables; de aludidos y números recomendados de tal modo de quitarles peso; obra melodramática o el libro de las relaciones; de falsedades, unas hermosas, otras cursis o almibaradas; Imágenes seductoras, mundos paralelos, puentes o túneles geográficos, pasajes de doble fondo y acontecimientos proliferantes.
En enero de 1962, confió a Porrúa: «Creo que habría que hacer hincapié en los aspectos digamos axiológicos del libro: la continua y exasperada denuncia de l’inautenticidad de las vidas humanas… y también (cosa importantísima en la Argentina), ironía, irritación, el coche tomado de pelo Siempre que el autor o los personajes puedan entrar en la “serie” filosófica. Después Héroes sobrios y tumbasentiendes que lo menos que podemos hacer para que la Argentina sea denunciada por los Gritos es la “serie” de pelotudos ontológicos ¿Qué afirman nuestros escritores?
De ahí, al inevitable precio de determinados altibajos, la maquinación de Rayuela fagocita y disemina el conocimiento reinante (en la cultura, la ciencia, etc.), neutraliza nuestros antagonismos estéticos y políticas ambiguas –irresueltos en los personajes y en el propio autor–, consigue retratar como pocas ficciónes el período flotante de una vida, y aportan sus datos más cargados para dejar constancia de la pasión amorosa y la amistad, dos motivos que –contrariamente a la creencia popular– no están preparados para facilitar la literatura. Todo fue escrito y vendido por los nombres que forman parte del círculo de amigos invisibles de lectores de más de un continente: Horacio Oliveira, La Maga, Rocamadour, Ronald, Babs, Etienne, Morelli, Gregorovius, Traveler, Talita, etc.
Cortázar conoció al editor Porrúa al socio perfecto pour que votre sujet puisse voir les pièces de la terre ou – comme vous préférez l’imaginer – en particulier que l’image se développe mais idéalise votre plus intime mandala : « Chaque nouvelle référence à mon livre que vous voyez dans vos cartes me montrera a partir de ese momento. Fuera –es difícil a partir de ese momento que me hizo decir que había tanta intensidad– la forma y la figura definitiva de mi libro. Rayuela Desarrollé el libro ya liberado de mi», confesó en octubre de 1962.
Se Lee en un parrafo no perdido de Rayuela: «Ardemos en nuestra obra, fabuloso honor mortal, alto desafío del fénix». Una reflexión viva y vivaz a lo largo de las décadas de su primera impresión nos recordó que el tiempo bajo la luz cambió el color del papel. Esto hace paralelamente la transformación de un libro ante nuestros ojos durante años y años, puntualmente por rápidos y rápidos desengaños legítimos, y depreciaciones enriquecimientos ilícitos.