Tres casquillos de bala con huellas que serán analizados en las próximas horas. Este es el resultado de las labores de rastreo que agentes de la Guardia Civil desplegaron ayer en la parroquia de Frouxel, escenario del homicidio de Guillermo S. R. el pasado domingo. Según fuentes cercanas al caso informaron a ABC, el agua dificultó el empleo del detector de metales en la zona con el que los efectivos pretendían hallar los proyectiles, por lo que no se descarta que hoy regresen al lugar, donde este lunes eran todavía visibles los restos de sangre en el suelo que dejó el suceso. Esta nueva búsqueda podría coincidir con el paso a disposición judicial de los dos detenidos ayer por la mañana, acusados de tirotear mortalmente a la víctima, un hombre de 42 años, que según fuentes oficiales confirmaron, se verán con el instructor del caso a lo largo del día de hoy.
La rápida detención de los dos sospechosos, apenas 20 horas después del crimen, fue posible gracias a la identificación del vehículo en el que huyeron del lugar. Según el testimonio de varios testigos que trataron de auxiliar a la víctima, antes de que uno de ellos disparase el arma medió un forcejeo, lo que podría indicar que la intención de los encapuchados era secuestrar a Guillermo S. P. y no acabar directamente con su vida. Pero cuando intentaron dar caza al portero, muy corpulento y entrenado, él opuso resistencia y acabó recibiendo un disparo que resultó letal. La hipótesis del secuestro justificaría, también, que los atacantes se hubiesen cubierto el rostro para no ser descubiertos, aunque por el momento no se han descartado otras líneas de investigación. En este punto, además de la declaración de los dos detenidos, vecinos de la provincia de La Coruña, será determinante en el caso la autopsia del cadáver, que revelará el número de impactos que recibió y si fueron dispararon con la misma arma.
Los investigadores tampoco pierden de vista que la víctima es hermano de un viejo conocido de los agentes. Se trata de Alberto S. R., alias El Nocillas, que en 2009 estuvo implicado en un doble asesinato con descuartizamiento por el que fue procesado pero del que finalmente quedó absuelto. Sus problemas con la justicia se vinculan más a robos y asaltos de chalets de la zona y también al tráfico de drogas, por lo que incluso se ha llegado a barajar que los atacantes se confundiesen de persona o que quisieran llevarse a su hermano por un ajuste de cuentas.
Con todas las teorías en el aire, lo que parece claro es que la víctima era una persona ajena al mundo delincuencial. Vecinos y compañeros de trabajo coinciden en que era un padre de familia que solía salir a pasear por el municipio con su hija, de 7 años, y que no era un hombre conflictivo. A pesar de su apariencia, muy fuerte y corpulento, tampoco había tenido problemas nunca en su empleo como portero discoteca en una conocida zona de ocio de La Coruña. Ni antes cuando trabajó como camarero. Sí era frecuente verlo acudiendo al gimnasio e incluso practicando deportes marciales, pero «nunca», asegura su entorno, se había metido líos. Era, resumen, un hombre deportista y nada conflictivo.